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lunes, 8 de marzo de 2010

Cafe de los Angelitos

En 1890, el comerciante italiano Bautista Fazio levantó un galpón con piso de tierra y unos billares, al que nombró Bar Rivadavia. En 1919, el café pasó a manos de Angel Salguero. Por esa época, como algunos de los clientes traían un prontuario abultado, un comisario llamó a estos habitués “los angelitos”. Entonces, fue rebautizado Café de los Angelitos. Con los años, mejoró su infraestructura, pero siguió siendo muy sencilla. Entre sus ilustres clientes se cuentan los dirigentes del Partido Socialista Juan B. Justo, Alfredo Palacios y Nicolás Repetto, José Ingenieros, Florencio Parravicini, y ni más ni menos que Carlos Gardel, que vivía a una cuadra de allí. Firpo, Troilo y Pugliese también fueron visitantes. La fama fue creciendo y en 1944 Cátulo Castillo le compuso el tango aquel que dice:


Tango 1944

Música: José Razzano - Cátulo Castillo
Letra: ósé Razzano - Cátulo Castillo

Yo te evoco, perdido en la vida,
y enredado en los hilos del humo,
frente a un grato recuerdo que fumo
y a esta negra porción de café.
¡Rivadavia y Rincón!... Vieja esquina
de la antigua amistad que regresa,
coqueteando su gris en la mesa que está
meditando en sus noches de ayer.
¡Café de los Angelitos!
¡Bar de Gabino y Cazón!
Yo te alegré con mis gritos
en los tiempos de Carlitos
por Rivadavia y Rincón.
¿Tras de qué sueños volaron?
¿En qué estrellas andarán?
Las voces que ayer llegaron
y pasaron, y callaron,
¿dónde están?
¿Por qué calle volverán?
Cuando llueven las noches su frio
vuelvo al mismo lugar del pasado,
y de nuevo se sienta a mi lado
Betinoti, templando la voz.
Y en el dulce rincón que era mío
su cansancio la vida bosteza,
porque nadie me llama a la mesa de ayer,
porque todo es ausencia y adiós.